Posturas que el hombre puede tomar frente al conocimiento y el mundo


FICHA 3
4TO 2
Posturas que el hombre puede tomar frente al conocimiento y el mundo
Por ser la filosofía una disciplina que más que aprenderse se vivencia, hay determinadas posturas que el ser humano puede tomar a la hora de pararse frente al conocimiento. Algunas propician y hasta promueven la actitud filosófica y otras la limitan y la transforman en una actividad prácticamente estéril e innecesaria. Veamos…
La indagación
Implica una intención de aprehender conceptualmente los fenómenos, de comprenderlos, de analizarlos, de descubrir cuál es su naturaleza y sus formas de manifestarse. La conciencia asombrada se transforma en conciencia que interroga, que busca, y el interrogante se organiza en un problema a esclarecer. A partir de ahí surgirán hipótesis más o menos plausibles. El sujeto se dinamiza, estudia el objeto de su interés, interactúa con él, captura sus características y propiedades y en ese proceso se transforma a sí mismo descubriendo algo que antes no sabía. La indagación tendrá como resultado alguna respuesta a los interrogantes  que ha generado el asombro. Si el hombre toma estas respuestas como definitivas e inapelables, si las maneja como supuestos rígidos de su conocimiento y de su acción en el mundo, incurre en lo que filosóficamente se denomina actitud dogmática. Este proceso de indagación puede asumirse también en comunidad (por ejemplo en el salón de clases, con los compañeros, compañeras y la profesora), tal como lo plantea Matthew Lipman. Supone un espacio en el que se abordan los problemas del conocimiento dentro de los márgenes del diálogo y la escucha mutua, cada uno proponiendo sus argumentos en un espíritu de discusión filosófica, descubriendo y construyendo respuestas de forma colectiva (entre todos y todas).
Dogmatismo
La palabra dogma viene del griego dokei, que significa decreto, decisión, doctrina fija. Este término no se utiliza en el mismo sentido para la filosofía que para la religión. En la religión refieren a las proposiciones pertenecientes a la palabra de Dios y propuestas por la iglesia.
En filosofía, en su acepción más ordinaria se designa con dicho término a toda posición filosófica que suponga la total sumisión a ciertos principios o a la autoridad que los postula, principios y autoridad que se aceptan y/o defienden sin la menor crítica o autocrítica, como si representaran "la verdad", sin más argumento o justificación. Los filósofos que mantenían esta postura intelectual no consagraban su actividad a la observación o al examen, sino a la afirmación. Fueron llamados por ello “filósofos dogmáticos”, a diferencia de los “filósofos examinadores” o “escépticos”, que mantenían una postura anti dogmática.
En Teoría del Conocimiento, que es una rama de la filosofía que verán en quinto año, se entiende el dogmatismo en tres sentidos:
1-    Como la posición propia del realismo ingenuo, que admite no sólo la posibilidad de conocer las cosas en su ser verdadero (o en sí), sino también la efectividad de este conocimiento en el trato diario y directo de las cosas considerando que éstas son tal cual las percibimos.
2-    Como la confianza absoluta en un órgano determinado de conocimiento (o supuesto conocimiento), principalmente la razón, por ejemplo dogmatismo racionalista del siglo XVII.
3-    Como la completa sumisión sin examen personal a unos principios o a la autoridad que los impone o revela, por ejemplo la Iglesia en el caso de la religión cristiana.
 Es una postura antifilosófica por excelencia. Si supongo que estoy en posesión de la verdad, se vuelve estéril toda indagación posible.

Escepticismo
La palabra "escéptico" viene del griego σκεπτικοί (skeptikoi = examinar, mirar con detenimiento). El escéptico sería entonces la persona que reflexiona con atención antes de emitir un juicio o de tomar una postura en relación a un tema. Desde su etimología la postura escéptica supone cuestionar verdades, problematizarlas allí donde otros creen haber llegado a hacerlas incuestionables. Consiste en una postura intelectual que sostiene que no poseemos ningún tipo de conocimientos absolutos acerca de las cosas.
Escepticismo radical: en este caso el sujeto se limita a marcar la imposibilidad de que el hombre pueda alcanzar cualquier certeza y a indicar la duda y la suspensión de todo juicio como las únicas posturas coherentes. Es el caso de la duda pirroniana, referida en la ficha 2. Esta modalidad del escepticismo también es negadora de toda filosofía pues la concibe como una empresa inútil.
Hay un escepticismo que es inseparable de la filosofía. El filósofo hace uso de la duda como un método orientado a destruir y reconstruir la argumentación. Como es el caso del filósofo francés René Descartes y su duda metódica.





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